GLOBALIZACIÓN, DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA
Esta es una pregunta y cuestionamiento que los lectores con frecuencia se hacen. Acá les entregamos un material del cual podrán extraer algunas conclusiones que cada cual podrá manejar.
El siguiente artículo apareció en el número de febrero de 2006 del
periódico electrónico Cuestiones Mundiales, de
Información Internacional del Departamento de Estado. Los periódicos
electrónicos se publican en
http://usinfo.state.gov/pub/ejournalusa/spanish.html
(comienza el texto)
Globalización, derechos humanos y democracia
Por Daniel Griswold
Cuando el Congreso de Estados Unidos y los medios de información abordan
asuntos relacionados con el comercio y la globalización, su atención se
centra casi exclusivamente en el impacto económico que ejercen ambos
fenómenos sobre la industria, los empleos y los salarios. Pero el comercio
entraña más que la mera exportación de semillas de soja o herramientas.
Tiene que ver también con la exportación de libertad y democracia.
A partir del 11 de septiembre de 2001, la administración Bush ha avanzado
la idea de que el comercio puede y debe desempeñar un papel en la
promoción de la democracia y los derechos humanos en todo el mundo. En un
discurso pronunciado en abril de 2002, el presidente Bush dijo: "El
comercio crea hábitos de libertad", y esos hábitos "empiezan a crear
expectativas de democracia y un reclamo para mejores instituciones
democráticas. Las sociedades que se abren al comercio exterior suelen ser
más abiertas a la democracia dentro de sus fronteras".
Comercio, desarrollo y reforma política
No se debe desestimar la relación entre el comercio, el desarrollo y la
reforma política. En teoría, y en la práctica, las libertades económicas y
políticas se refuerzan mutuamente. Filósofos políticos desde Aristóteles
hasta Samuel Huntington han señalado que el desarrollo económico y la
expansión de la clase media pueden ser terreno fértil para la democracia.
El comercio y la globalización pueden asimismo estimular la reforma
política, al ampliar la libertad de la gente para ejercer mayor control
sobre su vida diaria. En países menos desarrollados, la expansión del
mercado significa que la gente ya no necesita sobornar o rogar a
funcionarios de gobierno para que les concedan un permiso de importación
para un aparato de televisión o piezas de repuesto para un tractor. Los
controles de divisas ya no limitan la libertad para viajar al exterior. La
gente puede comprar fácilmente medios de comunicación, como teléfonos
móviles, acceso a
En su condición de trabajadores y productores, los habitantes de países
más abiertos dependen menos de las autoridades para ganarse la vida. Por
ejemplo, en una economía abierta orientada al mercado, el gobierno ya no
puede privar de papel a los periódicos independientes cuando éstos
desagradan a las autoridades. En una economía y sociedad más abiertas, el
"efecto CNN" de los medios y de los consumidores pone al descubierto y
desalienta el abuso de los trabajadores. Las empresas multinacionales
tienen incentivos aún mayores para ofrecer beneficios y salarios
competitivos en aquellos países en desarrollo más mundializados, y no en
los países que están cerrados.
A su vez, la libertad económica y el aumento del ingreso ayudan a cultivar
una clase media más educada y más consciente políticamente. Una clase
comercial en aumento y una sociedad civil más rica producen dirigentes y
centros de influencia externos al gobierno. La gente que disfruta de la
libertad económica también desea ejercer, con el tiempo, sus derechos
políticos y civiles. En cambio, un gobierno que sea capaz de aislar a sus
ciudadanos del resto del mundo, puede controlarles más fácilmente y
privarles de los recursos y la información que podrían utilizar para
desafiar su autoridad.
Mayor democratización
En el mundo real, tal como predice la teoría, el comercio, el desarrollo y
la libertad política y civil parecen estar relacionados. Todos están de
acuerdo en que el mundo está hoy más mundializado que hace treinta años,
pero el hecho de que el mundo sea hoy más democrático es un matiz que no
se valora tanto. Según el último estudio de la organización de derechos
humanos Freedom House, en las tres últimas décadas ha aumentado
considerablemente el porcentaje de la población mundial que disfruta de
plenas libertades políticas y civiles y la cifra de gobiernos que son
democráticos.
En su informe anual, difundido en diciembre de 2005, Freedom House informó
que 46 por ciento de la población mundial vive actualmente en países
clasificados como "libres", donde los ciudadanos "disfrutan de una
competencia política sin obstrucciones, un clima de respeto por las
libertades civiles, una vida civil independiente y medios informativos
independientes". Compárese con el 35 por ciento de la humanidad que
disfrutaba de similares niveles de libertad en 1973. Por otro lado, el
porcentaje de personas que "carece de libertad", en países que reprimen
sistemáticamente las libertades políticas y civiles, se redujo de
por ciento durante este mismo período. El porcentaje de población mundial
que vive en países clasificados como "parcialmente libres" se mantuvo en
18 por ciento. Mientras tanto, el porcentaje de gobiernos democráticos en
todo el mundo ha alcanzado la cifra de 64 por ciento, la más alta en los
33 años que Freedom House lleva generando el informe.
Gracias, en gran medida, a los vientos liberadores de la globalización, el
cambio ocurrido en las tres últimas décadas, según el cual el 11 por
ciento de la población mundial pasó de ser "carente de libertad" a
"libre", significa que 650 millones de seres humanos más disfrutan hoy el
tipo de libertades civiles y políticas que se dan por sentado en países
como Estados Unidos, Japón y Bélgica, en lugar de sufrir la clase de
tiranía que todavía existe en los países más represivos.
Las libertades económicas y políticas parecen también estar relacionadas
dentro de los países individuales. Un estudio realizado por el Instituto
Cato en 2004 "Trading Tyranny for Freedom", llegó a la conclusión de que
los países relativamente abiertos a la economía mundial tienen mayor
probabilidad de ser democracias que respetan las libertades civiles y
políticas, que los países relativamente cerrados. Y los países
relativamente cerrados tienen mayor probabilidad de rechazar
sistemáticamente las libertades civiles y políticas, que aquellos que
están abiertos.
De la reforma económica a la reforma política
Durante los últimos veinte años, determinadas economías han seguido el
camino de la reforma económica y comercial, que les ha llevado a la
reforma política. En décadas tan recientes como los años ochenta, Corea
del Sur y Taiwán tenían gobiernos autoritarios que permitían poco
disentimiento abierto. Hoy, tras años de expansión comercial y crecientes
ingresos, ambos países se cuentan como democracias multipartidistas con
plenas libertades políticas y civiles. Entre otros países que han seguido
este enfoque dual de reforma cabe mencionar a Chile, Ghana, Hungría,
México, Nicaragua, Paraguay, Portugal y Tanzania.
En otras palabras, los gobiernos que otorgan a sus ciudadanos considerable
libertad para dedicarse al comercio internacional, encuentran que es cada
vez más difícil privarles de sus libertades políticas y civiles, mientras
que los gobiernos que "protegen" a sus ciudadanos detrás de barreras
arancelarias y otras barreras al comercio internacional descubren que es
mucho más fácil denegar esas mismas libertades. Naturalmente, la
correlación entre apertura económica y libertad política no es perfecta en
todas partes, pero las tendencias generales no se pueden negar.
La función para la política exterior de Estados Unidos es que el comercio
y el desarrollo, junto con sus beneficios económicos, pueden ser
instrumentos poderosos para extender la libertad y la democracia por el
mundo.
Por ejemplo, en China continental, la reforma económica y la globalización
son motivo de esperanza para la reforma política. Después de veinticinco
años de reformas y rápido crecimiento, hay una clase media cada vez mayor
que vive por primera vez la independencia de ser dueño de su vivienda, de
viajar al exterior y de colaborar con otros en empresas económicas libres
del control gubernamental. La cantidad de líneas de teléfono, teléfonos
móviles y usuarios de Internet ha aumentado de manera exponencial en la
última década. Todos los años, millones de estudiantes y turistas chinos
viajan al exterior. Esto no puede menos que ser una buena noticia en
cuanto a las libertades individuales en China, y un problema creciente
para el gobierno.
El libre comercio y la globalización pueden desempeñar también un papel en
fomentar la democracia y los derechos humanos en Oriente Medio. En un
discurso pronunciado en mayo de 2003 y en el que esbozó su plan para un
área de libre comercio en Oriente Medio, el presidente Bush dijo: "El
mundo árabe tiene una gran tradición cultural, pero está desaprovechando
el progreso económico de nuestro tiempo. El libre mercado y el comercio
han ayudado a derrotar en todo el mundo la pobreza, y han enseñado a
hombres y a mujeres los hábitos de la libertad".
El estancamiento económico de Oriente Medio alimenta el terrorismo, no por
motivo de pobreza sino debido a la falta de oportunidades y esperanzas
para un futuro mejor, especialmente entre los jóvenes. Las personas
jóvenes que no pueden encontrar empleos provechosos ni participar en el
proceso político, son candidatos idóneos para fanáticos religiosos y para
quienes reclutan a terroristas. Cualquier esfuerzo para alentar mayor
libertad en Oriente Medio tiene que incluir un programa para promover la
libertad y apertura económicas.
El futuro
En el plano multilateral, el éxito de un acuerdo de
Mundial
la democracia y los derechos humanos. Al abrir sus mercados relativamente
cerrados y acceder a los mercados de países ricos, los países menos
desarrollados podrían alcanzar tasas de crecimiento más altas e impulsar
la expansión de la clase media, que constituye el pilar de la mayoría de
las democracias. La conclusión exitosa de las negociaciones comerciales de
fortalecería las tendencias paralelas de globalización y diseminación de
libertades políticas y civiles, que han caracterizado a los últimos
treinta años. El fracaso retrasaría el progreso en ambos frentes y
frustraría a millones de personas.
A lo largo de los últimos treinta años, la globalización, los derechos
humanos y la democracia han avanzado al unísono, en forma vacilante, y no
siempre al mismo ritmo, pero en una manera que demuestra, de modo
inconfundible, que están relacionados. Al estimular la globalización en
países menos desarrollados, no sólo ayudamos a aumentar las tasas de
crecimiento y los ingresos, a promover normativas más elevadas, y a
alimentar, vestir y proporcionar viviendas a los pobres, sino que
diseminamos también libertades políticas y civiles.
Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente los
puntos de vista ni las políticas del gobierno de Estados Unidos.
(termina el texto)
(Distribuido por
Departamento de Estado de Estados Unidos.
Derechos humanos y globalización , desde info, del Departamento de Estado de los EEUU Saludos Rodrigo González Fernández, derhumano.blogspot.com; consultajuridica.blogspot.com