El Defensor del Pueblo

El Defensor del Pueblo Deseábamos que su elección surgiera del consenso de las fuerzas vivas del país.   [versión para imprimir]   [enviar por e-mail] Santander Tristán Medina EDUCADOR PROTEGER Y defender los derechos del pueblo es un compromiso para todos los gobiernos cuya gestión está inspirada en principios democráticos de libertad y de justicia social. Así, la figura del Defensor del Pueblo, recién escogida, debe ser un instrumento que, lejos de los intereses políticos y personales, se entregue a la lucha por el bienestar y la justicia de los panameños. La Asamblea Nacional ha sido determinante en esta selección y tenemos el temor, que como en otras ocasiones, haya imperado el juego de influencias partidistas que dañan el funcionamiento de la administración pública. Han sido muy pocos los beneficios que ha recibido la comunidad en materia de protección a los derechos humanos y al mejoramiento de las condiciones de vida del panameño. La figura del Defensor ha sido muy cuestionada por grandes sectores de población que desconfían de su selección, porque ha estado sujeta a intereses partidistas que obstaculizan el desempeño eficaz de sus funciones. Y es que la Defensoría, institución exitosa en otros países, no debería encontrar en Panamá obstáculos de índole partidista para que pueda cumplir su importante misión. Esperamos que el Defensor actué como un profesional de valía, sin compromisos políticos que lo aten; con capacidad e inteligencia y con gran conocimiento de la realidad nacional en derechos humanos; que demuestre un elevado espíritu de honradez profesional y grandes deseos de trabajar por una justicia más efectiva y expedita. La Defensoría del Pueblo constituye para Panamá un gran paso para asegurar la justicia expedita par los panameños que permanecen en las cárceles en espera de juicio; es una herramienta en la defensa del ciudadano, desde el ciudadano; es una institución que nos ayuda a la defensa de la comunidad. Frente al juega vivo, el abuso, el atropello a los más débiles, la corrupción y el irrespeto a los derechos humanos, que vive el país, la ley que creó la Defensoría del Pueblo viene a llenar un gran vacío y es necesario que la institución vaya cada día perfeccionándose y fortaleciéndose en valores cívicos y morales para que su trascendente labor contribuya, como debe ser, a la consecución de un Panamá en donde los derechos humanos ocupen un primer lugar. El pueblo espera que con la elección de Ricardo Vargas como Defensor del Pueblo surjan nuevas ideas y esfuerzos por salvaguardar los legítimos derechos del pueblo.

Saludos
Rodrigo González Fernández

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