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Thursday, September 21, 2006

COMO OPERA LA REVISTA DIGITAL DE LA DEFENSORIA DE BUENOS AIRES.

ueves 21 de septiembre de 2006

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Defensoría del Pueblo
DEFENSORA DEL PUEBLO
DRA. ALICIA PIERINI

Asociación de Defensores de la República Argentina

Revista digital

Buenos Aires, crónicas de la ciudad abierta es la publicación digital de la Defensoría del Pueblo, que refleja la tarea desplegada por la institución y sirve para acercarse a quienes se interesan en la promoción de los derechos ciudadanos, en las cuestiones urbanas y en el desarrollo de políticas públicas participativas y democráticas. SUSCRIBIRME

SEPTIEMBRE 2006

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Cuando el riachuelo suena

Convertido en icono del desapego por un medio ambiente sano, el destino del Riachuelo en el que recalaban los navíos que en la época colonial se asomaban a la remota Santa Maria de los Buenos Ayres se fue degradando durante los dos últimos siglos por la combinación perversa entre aguas servidas, desechos químicos y desidia oficial. Traído al debate público cada vez que una coyuntura política requiere aludir a un paradigma negativo, lo cierto es que la cloaca a cielo abierto que amenaza la salud de los porteños y bonaerenses cuyas viviendas bordean el curso pestilente no nace de la inacción de una administración determinada sino de la imprevisión sistémica y de un Estado ausente. Comprometida con el abordaje razonable de esta antigua problemática ahora reinstalada en la agenda ciudadana, la Defensoría aporta al debate una propuesta compatible con la preocupación del máximo tribunal judicial de la Nación. Por eso, en una iniciativa presentada a la Legislatura porteña, pido se convoque a audiencia pública temática “para delinear las acciones positivas que permitan concluir con el panorama desolador y con las perturbadas e indignas condiciones ambientales a las que se ven sometidas los habitantes de la zona de influencia de la cuenca hídrica Matanza-Riachuelo”.

Corazones que esperan


Sin tiempo de más

Una investigación efectuada por la Defensoría del Pueblo revela que durante los últimos cuatro años el número de pacientes en lista de espera para someterse a una cirugía cardiovascular en los hospitales públicos porteños creció de 500 a 900. El sostenido incremento de estas demoras –que llegan incluso a los tres años- se debe fundamentalmente a la escasez de personal médico y técnico capacitado, la obsolescencia de parte de la aparatología utilizada, la exigua disponibilidad de camas y la falta de insumos.

Horacio B. tiene 77 años y a fines de 2004 debía operarse de una suboclusión de tronco de coronaria en el hospital Durand. “Pero cuando fui a pedir el turno me dijeron que los anestesistas se habían jubilado y que nadie podía reemplazarlos, motivo por el cual estas cirugías estaban suspendidas”. Luego de confirmar la denuncia con el director de ese nosocomio, la Defensoría solicitó la urgente incorporación de nuevos profesionales en esa función, lo que hasta mayo de 2005 aún no se había producido. Mientras tanto, Horacio fue derivado al Santojanni y luego al Ministerio de Salud de la Nación, para ser intervenido quirúrgicamente a través del convenio que esa cartera firmó con la Fundación Favaloro. Recién allí se detectó que en virtud de su edad le correspondía la cobertura del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (PAMI), por lo que finalmente fue operado en el Hospital Español el 4 de octubre del año pasado, casi un año después de lo que había programado.

Según el informe de la Defensoría, realizado entre el 17 de mayo y el 23 de junio de este año y que abarca los cuatro hospitales públicos de la ciudad donde se practican esta clase de intervenciones: Argerich, Durand, Santojanni y Fernández, mientras que en los tres primeros se verificó que las postergaciones iban desde los cinco meses a los tres años, el cuarto directamente no tenía mesa de cirugía para atender dolencias cardiovasculares.

De acuerdo a la investigación desarrollada por el área de Derecho a la Salud e Integración Social de la institución, “pese a que el plazo máximo de prórroga establecido por los estándares internacionales para estas operaciones es de nueve meses, gran parte de los pacientes, eternizados en listas de espera, se pierde en derivaciones. En algunos casos, al servicio de cardiología, que se encarga de su control y seguimiento por consultorios externos hasta que el cuadro se agrava lo suficiente como para que sean internados por guardia y operados de urgencia. En otros, directamente, las personas fallecen durante el aplazamiento”. La inexistencia de un registro único de quienes aguardan ser intervenidos quirúrgicamente empeora aún más el panorama, porque no permite desplegar un trabajo ordenado en red: cada hospital tiene su propio listado y cuando la demanda lo supera traslada los casos que no puede atender a otro establecimiento. Esa falta de coordinación también se ve reflejada en los inconvenientes que a diario se producen también para derivar pacientes a las obras sociales, el PAMI u otras jurisdicciones. Todas estas falencias evidencian, en definitiva, la ausencia de un sistema organizado, coherente y racional que permita afrontar los problemas de salud de la población.

Durante 2002 los médicos del Argerich le habían diagnosticado a Julio B. una insuficiencia mitral severa que requería una pronta cirugía. Tres años después, el hombre se presentó en la Defensoría porque la intervención aún no se había realizado. “En el medio tuve que actualizar varias veces los estudios prequirúrgicos y, después de cinco postergaciones, finalmente me hicieron el cateterismo que precisaban para completarlos”. Después de numerosas idas y vueltas, Julio –que ya tiene 69 años- fue derivado a la Fundación Favaloro, donde lo operaron el pasado 10 de junio.

Los numerosos reclamos recibidos en la Defensoría del Pueblo ya habían motivado que en 2004 la doctora Alicia Pierini le solicitara al Secretario de Salud porteño que adoptase las medidas necesarias para la conformación de una red asistencial destinada a resolver de manera inmediata los prolongados retrasos ocasionados, proveer la tecnología y el instrumental requeridos para las cirugías y reasignar los recursos humanos e insumos críticos para el funcionamiento eficaz de la especialidad.

Sin embargo, la situación continúa agravándose y el Ejecutivo local aún no ha tomado cartas en el asunto, ya que la mayoría del plantel médico existente en los cuatro servicios de cirugía cardiovascular se encuentra bajo un régimen laboral precario, las intervenciones son cubiertas en gran parte con suplencias de guardia y, excepto en el hospital Argerich, no hay suficiente personal administrativo. Al mismo tiempo, la disponibilidad de camas no alcanza para satisfacer la demanda de pacientes y la aparatología requerida para esta clase de operaciones está obsoleta o fuera de servicio.

Según la Organización Mundial de la Salud, “si continúa la tendencia actual, se estima que para el año 2020 se perderá en todo el mundo un 25% más de años de vida sana debido a las enfermedades cardiovasculares”, que constituyen la primer causa de mortalidad entre la población adulta de la ciudad de Buenos Aires. Por ello, las autoridades deben enfrentar la problemática cardiovascular desde una perspectiva sanitaria integral e interdisciplinaria, que contemple tanto la prevención y detección de estas dolencias como su tratamiento oportuno desde la baja a la alta complejidad.

NARDA LEPES, COCINERA CON SENTIDO COMÚN
El gusto es nuestro


"Lo importante es que esté rico"


Lepes en tierra bereber

Tiene 34 años, hace seis que conduce su propio programa en el canal de cable elgourmet.com -que llega a toda Latinoamérica- y es famosa por fusionar recetas e ingredientes de regiones tan diversas como las que visita: Tokio, Marrakech, Londres. En esta entrevista subraya el valor de las comidas simples y es crítica con quienes enseñan sofisticados platos a las nuevas generaciones de chefs pero no “cómo cocinar un bife a punto o cuál es la estación de la remolacha”.

¿Qué comen los porteños?

Básicamente mucha carne, harina, queso, papa y tomate, en todas su formas y variedades. Es una lástima que subsista tan poco de aquel viejo paladar criollo que combinaba la cocina nativa con la que trajeron los inmigrantes españoles e italianos, esa mixtura que produjo el puchero, el guiso de lentejas, el asado o las espinacas y el brócoli salteados con ajo o con jamón. Ahora se come todo el tiempo lo mismo: pizza, empanadas, pastas, bife de lomo, ensalada, milanesa con papas fritas o puré. Y todos estos platos tienen ingredientes similares. Por otro lado, muchas personas ni siquiera saben de dónde vienen los alimentos que ingieren o cuáles son las verduras y frutas de estación que pueden aprovechar para cocinar. Directamente no les importa, porque no priorizan ni planean su alimentación. Creo que antes la gente iba los restaurantes a comer lo que no podía preparar en su casa, pero ahora consume exactamente lo mismo que podría elaborar allí. Y no me refiero a sacar una pizza del freezer y ponerla en el horno o abrir un paquete de fideos y hervirlos, sino a pensar en un plato determinado y correrse hasta el mercado del barrio a comprar las cantidades de ingredientes exactas que se va a utilizar para hacerlo. Que actualmente alguien planifique y haga la tradicional compra del mes parece un delirio.

¿Cómo describiría su cocina?

Hago lo que me gusta comer a mí, de la misma manera que únicamente vendo lo que consumo. Pero cuando empecé a trabajar en la televisión me di cuenta del valor que tenía presentar opciones gastronómicas diferentes. A veces no es tan importante enseñarle a cocinar a la señora que está en su casa un plato sofisticado que no va a poder realizar porque los ingredientes que lleva son muy difíciles de conseguir, cuando puedo mostrarle, por ejemplo, una combinación simple de sabores fuertes derivada de la mezcla de ajo, jengibre y albahaca, fácilmente recordable y que puede volver a usar para otras recetas. A mí mejor la comida no me la toquetees mucho. Si te sale divina de entrada, dejála así. El decorado es lo de menos, lo importante es que esté rico.

¿Qué opina acerca del boom de los cursos y las escuelas para chef?

Lo que sucede en muchos de esos institutos es que a los chicos les exigen preparar menús y platos complicadísimos y con muchos ingredientes, pero no los forman para que puedan servir bien un cordero. Entonces te lo dan seco y sin sal. Lo primero que deben manejar son las herramientas básicas del oficio: sacar un bife a punto y con rico gusto, por ejemplo. La creatividad no es lo fundamental, hay que inculcarles el sentido común a la hora de cocinar, para que entiendan lo que están haciendo. No puede ser que sepan cómo cargar el sifón de gas para hacer espuma pero no conozcan cuál es la estación de la remolacha.

¿Qué aprendió en sus viajes por el mundo?

Visitar diferentes lugares me permitió entender el clima y la tierra que determinadas verduras y frutas necesitan para crecer y desarrollarse, el valor que tienen para quienes se alimentan de ellos, por qué no pueden ser trasladados a otros parajes. Una de las cosas que más me llamaron la atención en Marruecos fueron las naranjas, las más dulces que comí en mi vida. Parece que les hubiesen puesto azúcar, pero no es casualidad. El tiempo seco y las altas temperaturas las tornan así. Y como allí todo es desierto y la comida escasea, los nativos las consumen todo el tiempo porque los hidrata y les proporciona energía y calorías. Y lo mismo sucede con los dátiles. Estar ahí me ayudó a apreciar todo lo que la naturaleza ofrece y aprender a valorarlo.

¿Cómo se lleva con el auge de las dietas y el fitness?

Yo no puedo seguir un régimen ni que me maten, pero creo que la cuestión pasa por sentirse bien. Hay que utilizar el sentido común, aprovechar todas las verduras y las frutas de estación disponibles, la clave es comer de todo y variado.

¿Encuentra algún nexo entre programas como el histórico Buenas tardes, mucho gusto y el suyo?

Hasta que surgieron canales como Utilísima o elgourmet.com hubo un bache, lo único que había en la televisión eran micros destinados a las amas de casa. Ahora el foco parece haberse puesto nuevamente en la gastronomía, porque algunos empezaron a darse cuenta de que a través de ella pueden distraer la cabeza y cuidar la salud y el bolsillo al mismo tiempo. Si no cocinás nunca y un día se te ocurre hacer un plato recompleto, es inevitable que tengas que ir a comprar de todo y que gastes un montón de plata. Pero si preparás comidas todo el tiempo, podés combinar lo que te va quedando e inventar nuevas recetas. A mí no me gusta tirar nada, así que siempre termino improvisando algo con los restos que hay en la heladera. Los platos que la gente recuerda con más cariño nacieron así, durante la posguerra, cuando la gente tenía hambre y comía lo que podía. La cocina judía, por ejemplo, apelaba siempre a los mismos ingredientes: harina, cebolla y papa. Por eso, me parece que si en este país mucha gente tiene el estómago vacío no es porque el suelo no sea fértil o hayamos sufrido guerras o devastaciones naturales, sino porque gran parte de la población fue obligada a vivir en un costado, y la comida está en el otro. Nuestro hambre es político.

La salud busca alas


Papeschi, trabajo en equipo

Hace 11 años que Andrés Papeschi –un abogado que dejó de litigar para licenciarse en administración-, conjuntamente con un grupo de asociaciones profesionales de distintas especialidades medicinales, desarrolla Ángel, un software apto para ordenar el proceso de registro de datos en los hospitales mediante un archivo único y universal.

El caos es la sensación habitual que sienten los porteños que llegan a un hospital para realizar una consulta con un especialista: tras la odisea para conseguir un turno, el paciente es atendido por un médico que desconoce su historia clínica, quien le propone realizarse una batería interminable de análisis y volver en unos 15 días con los resultados. Dos semanas después, el profesional que lo recibe ya es otro y eventualmente considera que además sería necesario que el voluntarioso paciente se realice algunos exámenes complementarios antes de comenzar su tratamiento. Al mes, el diagnóstico anotado con bolígrafo ingresa en una carpeta que se aloja dentro de un fichero junto a centenares de resúmenes de otros pacientes: una aguja en un pajar.

Hace 11 años que Andrés Papeschi –un abogado que dejó de litigar para licenciarse en administración- conjuntamente con un grupo de asociaciones profesionales de distintas especialidades medicinales, desarrolla Ángel, un software apto para ordenar el proceso de registro de datos en los hospitales mediante un archivo único y universal. “El programa obliga al médico a tomar decisiones y a no lavarse las manos. Es un sistema de ordenamiento que además puede usarse como controlador. Si no resolvemos el problema de la relación médico-paciente, el control no sirve, porque hay que lograr que el especialista se siente frente al enfermo y pueda saber qué le pasa, cuáles son sus análisis, qué es lo que tiene qué hacer. El objetivo principal es ordenar gradualmente la cadena de información que va desde el hospital hasta quien toma las decisiones en materia de políticas públicas”.

La clave del funcionamiento de Ángel consiste en tomar la historia clínica como centro de todo el sistema de salud. En los hospitales usualmente se informatiza primero la farmacia hospitalaria, luego se realiza un sistema para los ingresos y más tarde uno que organiza los turnos. Pero cuando se intenta elaborar una historia clínica, no se poseen los datos agrupados. Los médicos hacen un texto libre en el word, que funciona como una ficha tradicional, pero que no permite conocer rápidamente la patología del paciente. “Nosotros lo tabulamos casi todo según los valores que cada sociedad médica ha elegido para tomar las mediciones apropiadas o los valores posibles de un caso”, explica Papeschi. “Después existe la parte subjetiva: la interpretación de esos datos. Pero una vez ordenada la información, esa tarea se vuelve coherente y evita, por ejemplo, que los médicos duden a la hora de dar un diagnóstico y hagan que los pacientes se cambien de profesional y empiecen a dar vueltas de nuevo hasta morirse o tener que operarse de urgencia”.

Según Papeschi, en un hospital público de la ciudad la prueba piloto fue un éxito: “Logramos hacer correr el programa con una computadora de hace 10 años que soportó 80 mil pacientes en 15 puestos de trabajo, con un total de 160 mil consultas. Luego se cablearon los hospitales y se compraron algunas computadoras, pero no se consiguió implantar el software”. La infraestructura está disponible, pero que se implemente un sistema de ordenamiento responde –se lamenta el titular de esta empresa de software- a una decisión política, “ya que Ángel es gratuito y ya funciona en los municipios de Luján y Marcos Paz, entre otros. También lo piden desde Colombia, Venezuela, Chile y Panamá, este último para implantarlo a nivel nacional”, concluye.

Sótanos de fantasía

Inaugurado el 25 de mayo de 1908 con la ópera Aída, tras dieciocho años de dificultades y la sucesiva muerte de sus principales arquitectos -Francisco Tamburini y Víctor Meano- el imponente edificio del Teatro Colón alberga en sus entrañas subterráneas un mundo fantástico donde palpita un laborioso trajín que se desvive por tornar impecables las funciones de ópera, conciertos y ballets que conforman el programa de espectáculos del prestigioso escenario.

Es en los talleres donde se produce mucho del esplendor del que disfrutan los espectadores del denominado primer coliseo argentino: tres amplios subsuelos que se extienden más allá de los límites del predio, por debajo de la avenida 9 de Julio, donde conviven carpintería, zapatería, vestuario, escenografía y los grandes depósitos que atesoran ordenadamente cascos, miriñaques, jubones, coturnos y pelucas.

“Nuestra especialidad son los telones”, señala Víctor Te Pilla, jefe del taller de Escenografía, quien con treinta y ocho años en el oficio resulta un imprescindible guía a la hora de explicar su trabajo. “Aquí somos unas cuarenta personas, casi todos egresados de Bellas Artes o discípulos de maestros particulares. Todos llegamos con una importante formación estética pero hemos debido adaptarla a las exigencias de una actividad donde se manejan los grandes volúmenes, los espacios enormes”. Los telones se pintan en el piso, y eso explica las pasarelas, a cuatro metros de altura, que circundan el extenso salón para que desde allí se controle el desarrollo del trabajo. “Este método corresponde a la escuela italiana. La francesa, en cambio, ubica las telas en forma vertical. Habitualmente tardamos cinco días en pintar un telón de 20 por 20 metros y lo hacemos con látex o pintura al agua, a diferencia de los pigmentos con cola de carpintero que se usaban antes y que resultaban nocivos para la salud. Más aún, si consideramos que estos ambientes no tienen suficiente ventilación, y la iluminación es defectuosa… luz blanca que modifica la percepción de los colores y daña la vista. Confiamos que todos estos problemas se resuelvan con las remodelaciones que están en marcha”.

“Cuando construimos decorados, estructuras sólidas, primero se plantea el proyecto, se elaboran el boceto y la maqueta para una visión de conjunto y se dibuja el desarrollo en escala”, puntualiza Víctor. “Luego todo esto se traslada al tamaño real y esa plantilla se envía a Carpintería, donde una vez armado el objeto lo forran con tela y lo devuelven para que lo pintemos. Si la obra es de las que suelen repetirse, volvemos a utilizar esas estructuras; de lo contrario se desarman y las maderas, tirantes o perfiles quedan disponibles para otras construcciones. Recuerdo que en una oportunidad para La Vie Parissiene, se diseñó el plano de una locomotora, y por un error en la escala empleada, estuvimos a punto de armar una máquina con el tamaño del carrito de un manisero”.

Después viene el taller de Escultura, donde se construye con poliuretano expandido la figura de un centinela chino de siete metros de altura, cuyas tres secciones que se elaboran por separado se ensamblarán en el escenario. “Antes de que aparecieran estos materiales, las esculturas se hacían con madera y arcilla. Imaginen el peso que tenían en contraposición con lo livianas que son ahora” .

Enamorado confeso de su profesión “aunque a veces nos sentimos un poco encerrados y cuando salimos ya es de noche y nos quedamos con las ganas de ver el sol”, Víctor le encuentra sin embargo “otras satisfacciones: la obra terminada, la tarea cumplida”.

Hito importante en el recorrido es el de Vestuario, a cargo de Héctor Luengo desde hace muchos años. Comenta que “aquí se han acumulado al cabo de tantas temporadas nada menos que 90 mil trajes y 40 mil pares de zapatos y botas, todos inventariados y registrados .Por eso se están habilitando depósitos externos, ubicados en distintos puntos de la ciudad y esa abundancia nos permite con frecuencia hacer intercambio con otros teatros, a título de colaboración o de alquiler. Este es el caso del vestuario de La Viuda Alegre que recientemente hemos enviado a la Ópera de Los Ángeles. Los materiales que empleamos son diversos y no siempre costosos. A veces incluso, resultan de lo más insólitos, como cuando tuvimos que confeccionar la pechera de Radamés en la ópera Aída, para la que utilizamos burletes de heladera revestidos con lamé dorado, lo que daba el efecto de auténticas placas de oro que bajaban desde el cuello hasta la mitad del pecho. Además, salvo los trajes para los roles protagónicos, que no vuelven a utilizarse, todo lo demás se recicla. Si en una representación tenemos que vestir a los miembros del coro como aldeanos, lo hacemos con túnicas de arpillera, pero esas mismas prendas, luego de estampadas, pueden servirnos en otra obra para simular mantos suntuosos”, explica mientras recorre los pasillos del taller, repletos de perchas y armarios.

“Hubo una época, aunque ya no se estila, en que las grandes divas se trasladaban en barcos y lo hacían con su propio vestuario, lo que obligaba a adaptar el resto de los trajes al detalle y colores de los protagonistas. Las telas las conseguimos en el barrio del Once, en su mayoría importadas de Taiwán o de Corea, pero también acudimos al cuero e incluso a los metales para confeccionar corazas. Pero lo más habitual es trabajar con lamé o algún otro material al que se le da una impregnación especial para que adquiera cierta rigidez y no resulte pesado. Este pectoral, por ejemplo”, y señala hacia un costado de su escritorio, “ha sido producido con esa técnica y la ornamentación, es decir, el escudo de armas del guerrero, el volumen de los bordes, se logra con silicona, cuyo diseño fue elaborado en un molde de yeso y luego aplicado sobre la pieza en cuestión. Otras veces es preciso algún tipo de investigación, como cuando hicimos la capa de Felipe II en la ópera Don Carlos, donde se simulaban, bordados en la espalda, los escudos de Castilla, León, Navarra y Asturias y fue necesario recabar esa información. Para la elección de los colores trabajamos en equipo con el iluminador, a fin de evitar que éstos resulten distorsionados por la luz”.

Acudiendo a las anécdotas se acuerda “que en cierta oportunidad Montserrat Caballé, en el rol de la princesa Turandot, se negaba a bajar unas escalinatas a raíz de su peso excesivo por temor a caerse, y el director tuvo que convencerla contratando cuatro hombres enanos, dos para que ella se apoyara sobre sus cabezas como si fueran bastones y otros dos para ayudarla a desplazar la capa”.

Abandonar los subsuelos y dirigirse a la salida el teatro conduce a la sensación de haber explorado las entrañas de un árbol gigantesco, donde la amplia copa y el follaje intenso son consecuencia inevitable de la savia que asciende desde sus raíces.


El ministro Alberto Iribarne


Pierini, Rapoport y Barela

  • Capacitación
    El Centro de Estudios para el Fortalecimiento Institucional (CEFI) de la Defensoría del Pueblo continúa desarrollando dos seminarios de actualización y capacitación: Elementos de Derecho Público de la Ciudad de Buenos Aires II y De la Buenos Aires Colonial a la Ciudad Autónoma: recorrido histórico institucional. El primero está a cargo de los abogados Valentín Lorences y Raúl Ferreira, y fue inaugurado por Alicia Pierini, el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Alberto Iribarne y el vicepresidente primero de la Legislatura porteña, Santiago de Estrada. El segundo es ofrecido por docentes del Instituto Histórico de la ciudad y de su apertura participaron -junto a la Defensora del Pueblo- la directora de ese establecimiento, Liliana Barela de Balbi y el doctor Mario Rapoport, director del Instituto de Investigaciones de Historia Económica (FCE-UBA).

  • Emergencias
    La Defensoría del Pueblo recomendó al Jefe de Gobierno la rápida concreción del número telefónico único de emergencia 911, en cumplimiento de lo dispuesto por la ley 1.332 de la ciudad, que adhiere al Sistema de Emergencias Coordinadas. Ver resolución.

  • Alarmas
    A raíz de numerosas denuncias recibidas a causa de las molestias que cotidianamente provocan las alarmas de los garajes de estacionamiento a la población de la ciudad, la Defensoría del Pueblo recomendó al Jefe de Gobierno que reglamente la ley 1.540 de la ciudad, donde se establecen las características técnicas que deben tener los sistemas de seguridad sonoros o lumínicos correspondientes tanto a esta clase de establecimientos como a las utilizadas en los hogares. Ver resolución

  • Infracción
    Alicia Pierini exhortó a los directores generales de Seguridad Vial y de Guardia Urbana y al Jefe de la Policía Federal Argentina a que impartan las instrucciones necesarias para que no se confeccionen actas de infracción a los usuarios de vehículos identificados con el emblema internacional de discapacidad. Ver resolución

  • Delivery
    Basada en diversas actuaciones donde se plantean las diferentes problemáticas que presenta el transporte de reparto de sustancias alimenticias, en particular el denominado servicio de delivery, el adjunto Atilio Alimena solicitó al Subsecretario de Control Comunal y al Subsecretario de Trabajo, Empleo y Formación Profesional que verifiquen el cumplimiento de las distintas normativas vigentes que regulan el funcionamiento de esa actividad. Ver resolución

  • Cobertura
    A raíz de la denuncia de un vecino al que la empresa de medicina prepaga Sistema de Protección Médica S.A. (actualmente Galeno Argentina S.A.), se negó a cubrirle los costos de los stent liberadores del fármaco Sirolimus que le fueron colocados durante un by pass, la Defensora del Pueblo exhortó al Superintendente de Servicios de Salud a que incorpore al Programa Médico Obligatorio de Emergencia (PMOE) la fijación de esos adminículos para ciertas patologías, al tiempo que requirió al presidente de la compañía que amplíe los límites de cobertura gratuita de acuerdo a las necesidades de sus beneficiarios. Ver resolución

  • Defensores
    Con la asistencia de la doctora Alicia Pierini y otros funcionarios de la institución, los días 30 y 31 de agosto y 1º de septiembre se llevó a cabo en la ciudad de San Salvador de Jujuy la Tercera Reunión Plenaria de la Asociación de Defensores del Pueblo de la República Argentina (ADPRA) y el Seminario Internacional sobre Educación y Derechos Humanos, organizado por la Defensoría del Pueblo de esa provincia, y por las de Tucumán y Santiago del Estero.

El fenómeno Wi-Fi llega a BA
Así en el cielo como en la tierra


Desenchufado


Espacio Wi-Fi

-"Mozo, un café y una de grasa”. -“¿Quiere el diario?”, responde el camarero de impecable camisa blanca. -“Gracias, prefiero leerlo desde mi computadora portátil”, contesta el cliente y cliquea.

El diálogo puede ser escuchado en cualquiera de los casi 300 lugares que en la ciudad poseen el servicio de conexión a Internet sin cables, o Wi-FI, abreviatura de wireless fidelity. La mayoría de los denominados “hot spots” están ubicados en restaurantes, locales de comidas rápidas y bares del microcentro, Puerto Madero, Belgrano, Palermo y Recoleta, pero también existen algunos en espacios públicos como la calle Florida, donde se instalaron 14 antenas ubicadas a lo largo de siete cuadras, que permiten conectarse a la web de forma gratuita.

Wi-Fi fue creado en 1997 por el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE) de Estados Unidos y recibió el apoyo de la Wireless Ethernet Compatibility Alliance (WECA), quien se encarga de garantizar la compatibilidad de ese tipo de productos a través de un logotipo de que facilita la búsqueda de infraestructura de las redes inalámbricas. En ciudades como París, Filadelfia y San Francisco ya se anunciaron planes para crear redes Wi-Fi urbanas que permitirán, según los fundamentalistas tecnológicos, conectarse en cualquier lugar y a cualquier hora, en muchos casos en forma gratuita. En 1995 el empresario Martín Varsavsky creó FON, una comunidad de más de 25.000 usuarios (foneros) que comparten su conexión Wi-Fi. Aquellos que adquieren la tecnología que les permite conectarse de forma inalámbrica, ceden el uso de su banda ancha a quienes estén en el radio de alcance de la señal.

En la ciudad, Jorge Telerman mencionó el tema cuando asumió su cargo de Jefe de Gobierno, al expresar su voluntad para que Buenos Aires se transforme en “una ciberciudad interconectada, que sea punta en América latina en accesibilidad cultural, con acceso masivo y libre a Internet". Marcos Franceschi se ocupa de las ventas técnicas en una reconocida empresa de software. Por lo general cumple sus tareas en lugares con conexión inalámbrica. El Spell Café, en el dique 5 de Puerto Madero se convirtió en su oficina. “Creo en una ciudad wi fi,pero que se encuentre enmarcada en un contexto democrático, donde las necesidades básicas estén resueltas. De todas maneras, es cierto que los que tenemos acceso a esta tecnología -y ojalá que cada vez haya más- tenemos un servicio más que util”, reconoce.

Franceschi es fonero, tiene su red hogareña abierta: "Que otros puedan utilizar mi conexión no me molesta mientras la calidad del servicio no disminuya: yo lo voy a pagar igual. Lo mismo sucede en este bar: ellos pagan el servicio y yo lo uso. Si 30 vecinos se dan cuenta que la pueden sacar de arriba, supongo que tomaré alguna medida, pero mientras no me moleste no lo voy a cambiar”. Para poder conectarse a una red inalámbrica desde el hogar, es necesario poseer un ruteador inalámbrico (desde 60 dólares), y para lograrlo desde la vía pública habrá que adquirir una computadora portátil con wi fi (unos 1500 dólares).

En el Spell Café de Puerto Madero, barrio de moda en la ciudad, las mesas rebozan de notebooks. Después del mediodía, ejecutivos y turistas desembolsan su chiche. Además de la conexión a Internet, en el aire flotan las miradas celosas de los marineros de la web, que comparan y analizan quién tiene la computadora más moderna, o quién navega más rápido. Aquí los mozos con su trapo rejillla colgado del brazo son reemplazados por jóvenes meseras de breve atuendo. Victoria es la encargada de turno del coqueto bar junto al río: “En general, al mediodía se llena de personas con máquinas preparadas para usar wi fi. Desde que el bar ofrece el servicio, las mesas se mantienen ocupadas más tiempo, a veces hasta la tarde entera”.

EQUIPO DE TRABAJO:

Dirección General Dra. Alicia Pierini
Dirección Periodística Dr. Oscar R. González
Coordinación Periodística Lic. Pablo G. Fernández | Redacción Lic. Francisco Capurro Robles y Jorge Rodríguez Correa Diseño Ronald Smirnoff | Fotografía Valeria Niccolini y Julieta Panebianco
Propietario Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires

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Permitida la reproducción citando al autor e incluyendo un enlace al artículo original

 

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